La autoestima es un fenómeno muy conocido dadas sus consecuencias por el impacto psicológico individual y social. En primera instancia, nombramos autoestima a una actitud favorable o desfavorable que el individuo tiene hacia sí mismo, conformada por un grupo de opiniones y sentimientos que acompañan esa actitud. (Burns, 2002; citado en Garay, 2005)
De acuerdo con Branden (op cit.), la autoestima tiene dos componentes: eficacia personal, es decir el que la persona se considere con la suficiente capacidad de pensar por sí mismo y tomar decisiones; y, el respeto por uno mismo, o bien saberse con derecho a ser feliz, y a ser generador de relaciones funcionales y sanas.
Autoestima alta
Una autoestima alta en el ser humano consiste en que éste se considere apto, digno y merecedor de bienestar y salud así como relaciones duraderas y estables. Una persona con este tipo de autoestima da prioridad a valores tales como el amor, el respeto, honestidad e integridad. Asimismo, implica también la posibilidad de reconocer las propias limitaciones y mantener confianza en la naturaleza interna (Branden, 1997 citado en Garay, 2005). Según Branden (2001, p. 36): una autoestima positiva “es como el sistema inmunitario de la consciencia, que proporciona resistencia, fuerza y capacidad para la regeneración”.
Existen ciertas características identificables en personas que poseen alta autoestima, como lo describen Rodríguez, Pellicer y Domínguez (1998, citados en Garay, op cit.):
- Hacen amigos fácilmente.
- Muestran entusiasmo por las nuevas actividades.
- Son cooperativos.
- Les gusta ser creativos y tener ideas propias.
- Demuestran estar contentos, llenos de energía y hablan con otros sin esfuerzo. Se sienten libres y sin que nadie los amenace.
- Dirigen su vida hacia donde creen conveniente, desarrollando las habilidades que hagan posible esto.
- Aceptan su sexo y lo relacionado con él.
- Ejecutan su trabajo con satisfacción, lo hacen y aprenden a mejorar. Se gustan a sí mismos y a los demás.
- Se aprecian y se respetan a sí mismos y a los demás. Aceptan sus limitaciones.
- Conocen, respetan y expresan sus sentimientos y permiten que lo hagan los demás.
Autoestima baja
Contrario a lo que sucede con personas de alta autoestima, las de baja autoestima muestran una desconfianza general en lo que saben hacer y en sus ideas. Se aferran a situaciones que les brinden seguridad. Se sienten controladas por los hechos en vez de sentir que ellos son quienes los controlan. (Branden, 1997; citado en Garay, 2005)
“Los sentimientos de inseguridad e inferioridad que sufren estas personas los llevan a sentir envidia y celos de lo que otros poseen, manifestándose con actitud de tristeza, depresión, renuncia y aparente abnegación, o bien, con actitudes de ansiedad, miedo, agresividad y rencor, sembrando así el sufrimiento” (Rodríguez, et al., 1998; citados en Garay, 2005).
Las características de baja autoestima son, de acuerdo con Garay (op cit.):
- Sentimientos de incompetencia e inadecuación.
- Apatía, aislamiento, poca capacidad de amar y pasividad. Sensibilidad ante las críticas de los demás.
- Aislamiento y desconfianza en las relaciones interpersonales. Tendencia a la ansiedad y destructividad.
- Dificultad para reconocer los acercamientos afectuosos o de aceptación de otras personas.
De esta forma, la autoestima es una construcción personal y siempre es susceptible de poder cambiarse a fin de tener una vida más satisfactoria.